Si bien es cierto que todos los Mexicanos tenemos la obligación de contribuir al gasto público a través de impuestos, contribuciones y derechos, también es cierto que dentro de nuestro sistema tributario lejos de ser equitativo y proporcional, cada vez resulta más agresivo y enfático hacia un sector que no cuenta con los medios ni la capacidad económica para impugnar los actos de la autoridad fiscal, así es, hablamos del Régimen de Sueldos y Salarios que sigue siendo la actividad económica que mantiene las finanzas públicas del país. En nuestro México lindo y querido paga más el que puede menos.
Pero esto, no es más que el resultado de un mal diseño del sistema tributario y la falta de sensibilización por parte de las autoridades hacendarias hacia el sector empresarial. Sin duda todo esto ha desatado una falta de confianza entre ambas partes, tan es así que el empresario se ha enfocado en un pragmatismo erróneo que se basa en preferir gastar todos sus ingresos obtenidos de su actividad económica, (aunque muchos de estos gastos no sean del todo necesarios), que tributar con sus bases reales que devengan su actividad económica.
La falta de cultura financiera en el sector empresarial es otro factor que coadyuva a este
fenómeno, pues no se necesita ser un gran genio de las finanzas para darse cuenta que gastar para
no pagar impuestos, te termina situando en una posición de insolvencia financiera, si, leíste
bien,
insolvencia financiera.
Pues una gran parte del gremio se gasta todo para no pagar impuestos,
pero se quedan sin liquidez, o sea sin dinero o capital de trabajo dentro de la entidad financiera
que es donde se necesitan los recursos para operar.
Vamos haciendo un ejercicio práctico para que nos quede más claro el ejemplo:
Primer escenario. No paguemos impuestos.
a) En las cuentas bancarias tenemos un flujo de $100,000.00 pesos y supongamos que esta
sea la misma base para el cálculo de los impuestos que corresponden al mes en curso y que está a
punto de terminar.
Gastemos ese dinero y/o encontremos la forma de sacarlo justificadamente para que pueda ser un
gasto deducible de impuestos y nos resulte una base de “cero” para el cálculo y no paguemos nada.
Resultado, la empresa gasto $100,000.00 y las cuentas bancarias quedan en ceros y no se cuenta
con el capital de trabajo necesario para poder hacer frente a los compromisos venideros.
Segundo escenario. Paguemos el impuesto que resulte.
b) Mismo caso, pero no buscamos sacar el recurso ni gastarlo. En consecuencia se aplica
una tasa tributaria vigente del 30%, por lo cual el ISR causado a pagar es de $30,000.00.
Resultado, la entidad gasto $30,000.00 y se queda con un capital de trabajo de $70,000.00 para
seguir operando y/o en su caso para retiro de utilidades de forma legal.
No sé ustedes amigos, pero yo prefiero gastar $30,000.00 en lugar de gastar $100,000.00. Asi que además de pensar en la carga tributaria, es mucho más importante pensar también en la parte financiera de tu negocio. Si, los contadores somos muy cuadrados en su mayoría, así que te recomiendo que busques a alguien que te brinde una asesoría más integral.